Sentirse preocupado, nervioso o alterado antes de un enfrentamiento es completamente normal. Quien nos enfrenta siente lo mismo, aunque algunos hayan aprendido a aparentar que están tranquilos y confiados. Si el nerviosismo se manifiesta mediante temblores de rodillas, estomago revuelto, bostezos intempestivos, poca energía, hiperactividad o emotividad, hay que saber tratar este fenómeno desconcertante.
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